En Efesios 3:20 (NTV) encontramos una de las promesas más alentadoras de la Biblia:
“Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder que actúa en nosotros.”
¡Qué gran verdad! A veces nos sentimos limitados, atrapados por hábitos que no podemos cambiar o por situaciones en las que no tenemos control: nuestra familia, el trabajo, la salud o los problemas económicos. Pero este versículo nos recuerda que Dios es todopoderoso y puede ir mucho más allá de lo que pedimos o imaginamos.
El Evangelio de Lucas nos muestra a Jesús orando profundamente y luego sanando a muchos que lo buscaban. No solo curaba enfermedades físicas, sino que liberaba a las personas de ataduras espirituales, cargas emocionales y hábitos que los limitaban. En su tiempo no había medicina avanzada, pero Jesús tenía un poder que transformaba vidas.
La gente no solo quería escuchar a Jesús, sino tocar su manto, porque sabían que de Él salía un poder sanador. Hoy ese mismo poder está disponible para nosotros. Tocar a Jesús es un acto de fe que abre la puerta al milagro, a la sanidad y a la transformación completa.
Muchos enfrentan hoy ataques espirituales, ansiedad o problemas que no pueden explicar. La Biblia nos muestra que hay una batalla espiritual real, pero Dios nos ofrece libertad, sanidad y paz verdadera.
Si hay algo en tu vida que no puedes cambiar o una carga que te pesa, te invito a acercarte a Jesús con fe. Entrégale tu vida, tus heridas y tus preocupaciones. Confía en que su poder puede restaurarte y hacerte nuevo.